Hoy usar la Sube en Argentina es un acto de fe. Muy pocas personas saben cuánto sale el viaje si usan más de un transporte en la misma hora, y muchas menos se enteraron de que el colectivo ya se puede pagar con el celular (si tienen Android con tecnología NFC, los iPhone quedan afuera), y sólo si en la app oficial aparece la Sube digital.
Lo bien terrenal al pasarla es que con el fin de los descuentos de la Red Sube para varios colectivos (los del 50% y 75% en el valor del boleto seguirán vigentes para todos los trenes que circulan en el AMBA), a muchos que viajan desde Provincia a Capital para trabajar les salta “saldo insuficiente”. Y les cuesta mucho más salir del negativo.
Ante el incremento del costo del transporte, un grupo ya se está “bajando” de sus empleos capitalinos. Optan por buscar un trabajo “bonaerense”, más cercano al hogar. Es que la diferencia en el sueldo, dicen, “se va con el boleto”.
Marina (33) es cocinera en un restaurante en San Telmo. Trabaja ocho horas, con un solo franco, y cobra $ 450.000 al mes, más las propinas que no llegan a los $ 100.000 mensuales. Vive en Florencio Varela y tiene dos opciones de transporte: colectivo, tren y colectivo, o tomar un sólo colectivo en un viaje que se multiplica por dos. Para ella, esta no es una cuestión de dinero sino también de tiempo.
“Prefiero salir dos horas antes del horario de entrada. Tengo que dejar pasar varios hasta poder subirme a uno, pero si tengo que pagar tres transportes, encima ahora sin el descuento de Sube, se me va todo el sueldo”, dice a Clarín.
En Provincia de Buenos Aires, en las líneas que son de jurisdicción local, el gobierno de Axel Kicillof decidió no hacerse cargo del gasto que no va a cubrir Nación y “apagó” la Red Sube. La Ciudad sí asumió por ahora ese cargo.
Como en las líneas provinciales ya no funcionan los descuentos, el impacto en el bolsillo pueden sufrirlo quienes antes iniciaban sus viajes en colectivos en el GBA y luego, por ejemplo, tomaban el subte.
Un ejemplo para entender el costo de viajar es que, con los nuevos valores, y teniendo en cuenta el reciente aumento de la tarifa de trenes, viajar desde Provincia a Capital puede ser hoy desde un 44% más caro.
Si el viaje se inicia con un colectivo que no está “enganchado” a la Red Sube, a $ 371,13 el viaje mínimo, luego se toma un tren, a $ 280, y después el subte, a $ 325, se pagará $ 976,13. Si el primer colectivo sí estuviese “enganchado” a la Red Sube, porque es de jurisdicción nacional, el descuento en el segundo viaje, en tren en este caso, hacía que el boleto costara $ 140 y, el tercero, en subte, $ 162,50. Entonces, en total se pagaba $ 673,63.
El chef Christophe Krywonis llevó al punto de hervor este tema con un video en Instagram en el que explicó por qué prefería contratar “gente que viva en Capital” para su rotisería y generó polémica. “Estoy con una necesidad urgente de conseguir personal con experiencia (…) que tengan posibilidad de acercarse al local que está en Capital sin tanto viaje. Conseguimos mucha gente de muy lejos que puede venir a trabajar pero, como saben, es muy costoso. Si hay gente de Capital con ganas de cocinar y servir en la rotisería Mon Poulet, manden su CV”.
Pero el problema excede a los gastronómicos. Desde Fecoba, la cámara que representa a las pymes porteñas, anticiparon a Clarín que en los próximos días presentarán un relevamiento que realizaron en el AMBA sobre esta actitud “incipiente” de empezar a buscar empleos de cercanía.
“Está totalmente desequilibrado el sistema de trabajo. En la Ciudad hay 2.741.500 puestos de trabajo y 1.365.500 los ocupan residentes porteños, el resto transita de un lado hacia el otro de CABA. Cuando hicimos el relevamiento notamos una fuerte preocupación porque discontinuaron los descuentos de la Red Sube. Todavía no hubo un desmembramiento del sistema de trabajo de un lado hacia el otro. Pero el problema con el costo de la movilidad es muy fuerte hoy”, dice su presidente, Fabián Castillo.
Emiliano Lagar, de 48 años, viaja regularmente desde Lanús hacia diferentes puntos de CABA por trabajo. El incremento del costo de viajar, dice, le “supone mucho malestar, impotencia y tristeza”. Del 60% al 70% de su sueldo lo destina al transporte.
A unos metros de Lagar, en la estación Constitución, un pasajero se tomó mejor el aumento. Carlos Gabriel Cesnek (51) es de Florencio Varela, trabaja en La Matanza, y hace varios trasbordos para un viaje al trabajo que puede llegar a durar más de dos horas.
“Tampoco hay que abusar con los aumentos, pero por mucho tiempo regalaron muchas cosas y la gente se acostumbró. Tenemos que vivir la realidad”. Cesnek es beneficiario del descuento de la tarifa social y dijo que gasta unos $ 17.000 al mes en transporte.
Melania Ramos vive en la zona sur bonaerense y trabaja en Tribunales. El aumento del pasaje está complicándole el camino hacia el trabajo y está pensando en cambiar de rumbos y consumos. “Uno tiene que reducir otros gastos habituales para poder viajar.” Según cuenta, su gasto en transporte se duplicó rápidamente: “Estoy buscando trabajo cerca de mi casa. Lamentablemente, en zona sur no hay muchos trabajos, entonces te obliga a viajar”.
También en el rubro de la gastronomía, Julián Díaz, creador e ideólogo del restó 878, de la pizzería Roma, del bar notable Los Galgos y de la vermutería La Fuerza, empezó a lidiar con esta cuestión que preocupa a su staff.
“Es un tema de conversación que explotó estos días. De hecho, un trabajador nos pidió si lo podíamos cambiar de local, a uno que le quede más cerca de la casa, porque el peso que el costo del transporte tiene hoy sobre el salario es tremendo. Supera el 10% en muchos casos. Daña profundamente su situación“, cuenta a Clarín.
“Hay más trabajadores, los que no viven tan lejos, que están haciendo el trayecto en bicicleta. Pero los que viven en el segundo cordón del conurbano, hacen bicicleta, furgón (tren) y más bicicleta – detalla el empresario-, para evitar el tramo de colectivo y subte. Si tienen que venir a trabajar a la zona de Palermo, están gastando $ 80.000 por mes en viaje. Una locura”.
Díaz está evaluando en algunas de sus empresas gastronómicas dar un aumento del piso salarial en base a ese incremento del costo del transporte. “No sería proporcional sino la suba de un fijo para toda la nómina. Todavía no está definido, porque depende de la evolución del trabajo, que está en un momento pésimo“, cierra.
En estos días, desde la cuenta de Instagram @trabajosgastro, que recopila avisos de búsquedas laborales en restaurantes, recordaron que los salarios básicos de convenio según informa la filial porteña de la Unión de Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos (UTHGRA), son de $ 650.000 para un ayudante de cocina y el de los cocineros parte de $ 761.000, al igual que para los mozos.
Más allá de este rubro, que representa tantos puestos de trabajo en la Ciudad, desde el Sindicato de Empleados de Comercio también adelantaron a Clarín que “a fin de mes se conocerán los resultados del relevamiento encargado a una consultora privada sobre el impacto del transporte en el salario y la consecuente decisión de movilidad de los trabajadores“.
Colaboró: Daniel Morera