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Madre buscadora asesinada en Jalisco: el gobierno no la protegió pese a amenazas

SOCIEDAD

María del Carmen Morales fue ejecutada junto a su hijo mientras buscaba desaparecidos; Sheinbaum guarda silencio

El 23 de abril, un comando armado asesinó a María del Carmen Morales y a su hijo en Tlajomulco, Jalisco. Ella era integrante del colectivo Guerreros Buscadores y buscaba a otro de sus hijos desaparecido.

Aunque había recibido amenazas, ninguna autoridad le brindó protección.

Buscar desaparecidos es una condena de muerte

El asesinato de María del Carmen y su hijo no fue un hecho aislado. Fue una ejecución con antecedentes. Desde 2010, al menos 28 madres buscadoras han sido asesinadas en México por intentar encontrar a sus seres queridos. La respuesta oficial ha sido el desdén, el olvido y la revictimización.

El colectivo Guerreros Buscadores exige justicia, protección y una investigación real. Pero ni la Fiscalía de Jalisco, ni el gobierno federal dan señales de interés. Buscar a un desaparecido en México es firmar una sentencia de muerte.

Sheinbaum calla ante el asesinato de una madre buscadora

Hasta ahora, la presidente Claudia Sheinbaum no ha emitido una sola declaración sobre el crimen. Mientras presume “transformación” y un falso feminismo, las mujeres que verdaderamente luchan por justicia son ejecutadas. Su silencio no es neutral: es complicidad pasiva.

La Fiscalía local minimizó el caso, descartando sin pruebas que el asesinato esté vinculado a su labor. Una afirmación temeraria, sin contexto ni respeto. Una madre fue asesinada por no rendirse, y el gobierno fue cómplice por no protegerla.

Impunidad garantizada bajo un Estado ausente

En este país mandan los cárteles, y el gobierno simula. La justicia no llega, la seguridad no existe y la protección a las buscadoras es una promesa vacía.

No hay presupuesto, ni protocolos, ni voluntad política. El Estado les falla dos veces: cuando les desaparecen a un hijo y cuando las deja morir. Mientras Sheinbaum organiza foros de “cuidados”, las verdaderas mujeres valientes son asesinadas por hacer lo que el Estado se niega a hacer.

María del Carmen no murió por estar en el lugar equivocado. Murió por hacer lo correcto en un país donde eso se paga con sangre. Mientras no haya justicia, ningún discurso del régimen tendrá valor.

Cada madre asesinada es una herida abierta en la memoria nacional. Cada silencio oficial, una traición más.

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