23, diciembre, 2024
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Hicieron una encuesta en guardias médicas de sanatorios y sorprendió el motivo por el que va la gente

La crisis del sistema de salud tiene diversas aristas que se van interrelacionando y generan distorsiones que retroalimentan esa crisis. Una encuesta realizada en las guardias de 28 centros de salud privados de la Ciudad, el Conurbano y el Interior del país, confirma la hipótesis: sólo el 2,6 por ciento de la gente que concurre lo hace por una verdadera emergencia.

El trabajo, realizado por la Comisión de Directores Médicos de Adecra+Cedim -que nuclea a más de 400 instituciones de salud privada- lleva como título “Atención y esperas en los servicios de Emergencias de centros de salud. Hora de opciones para los pacientes”. Tuvo lugar entre el 1° de marzo y el 31 de mayo de 2024 y ahora se conocen los resultados.

“Las guardias de Emergencias presentan, en nuestro país, una imagen repetida: salas de espera a menudo colmadas por pacientes impacientados por tiempos de atención”, explica la investigación y aclara que no es un fenómeno propio de la Argentina, sino que “representa un problema en múltiples países, con causas combinadas que limitan mejoras significativas”.

“La gente viene a la guardia para que un médico le lea una tomografía porque tiene turno con el especialista recién para dentro de dos meses, o para que le hagan una receta, o para conseguir un certificado laboral porque se siente mal”, ejemplifica en diálogo con Clarín Gerardo Bozovich, director médico del Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento (IADT).

Entre las razones que motivan a los pacientes a atenderse por guardia, el informe menciona “la accesibilidad a estos servicios, la disponibilidad rápida de métodos complementarios, la sugerencia del médico de cabecera y la dificultad en la atención primaria o en los consultorios externos”.

La conclusión es que “esto contribuye al congestionamiento, lo que se asocia a desenlaces no deseados para pacientes: retraso en el inicio del tratamiento, salida en contra de la recomendación médica o sin la evaluación completa, y consulta recurrente, así como también insatisfacción y burnout para el personal de estas áreas”, agregaron.

El Sanatorio Otamendi fue uno de los relevados durante la encuesta nacional. Foto: Enrique García MedinaEl Sanatorio Otamendi fue uno de los relevados durante la encuesta nacional. Foto: Enrique García Medina

El estudio tiene una representación del 57 por ciento de centros de salud de CABA, 18 por ciento del Conurbano y el 25 por ciento de provincias. Midieron las consultas e ingresos a emergencias de adultos y, en caso de tenerlos, pediátricas, y se realizó estadística de frecuencias.

Radiografía de las consultas

De acuerdo con el análisis, “en los 90 días medidos, las instituciones atendieron 1.045.900 consultas en las áreas de emergencias. Un 52 por ciento de esas consultas se concentró entre las 14 y las 22 horas, predominando las de clínica médica, con un promedio de 69,5 por ciento”.

Entre las clínicas porteñas relevadas aparecen el CEMIC, la Clínica Adventista Belgrano, la Clínica Bazterrica, la San Camilo, la Santa Isabel, la Fundación Favaloro, el IADT, el Instituto Arauz, el Sanatorio Anchorena, el Sanatorio Los Arcos, el Sanatorio Güemes, el Mater Dei, el Otamendi y el San Lucas.

El rasgo más sintomático del informe es que entre los centros que contaron con mediciones de grado de urgencia y severidad de cuadro clínico, observaron “una franca polarización a las consultas de bajo riesgo, promediando un 84,5 por ciento. Un 12,9 por ciento fueron de riesgo intermedio, y solo un 2,6% de alto riesgo y peligro vital, con necesidad de atención inmediata”.

En este sentido, los directores médicos reflexionaron: “Es elocuente que un promedio de 84,5% de las consultas hayan sido de baja prioridad de atención, lo que no quiere decir que sean inadecuadas. La cuestión es: ¿Son de bajo riesgo adecuadas para una guardia médica o deberían contar los pacientes con opciones que representen mejor uso del tiempo y los recursos?”.

La demora para conseguir turnos programados hace que la gente concurra más a las guardias. Foto: Shutterstock.La demora para conseguir turnos programados hace que la gente concurra más a las guardias. Foto: Shutterstock.

Bozovich contrasta ese dato con el disponible del sistema de salud de Estados Unidos: “Allá, entre el 35 y el 40 por ciento de las consultas por guardia son de bajo riesgo o consultas inapropiadas, como las llaman”. Es decir, la mitad que en Argentina. “Eso habla de que acá tenemos un problema sistémico”, agregó el experto.

El trabajo suma que “los últimos años han mostrado un uso creciente de los servicios de Emergencia para patologías que no revisten gravedad y que podrían ser atendidas en todo sistema prehospitalario, consultorios externos, centros de consulta de primer nivel o incluso por teleconsulta”, recalcaron.

Respecto de los tiempos de espera, el relevamiento mostró que fueron de “un promedio de 40 minutos, con mayor espera en los horarios vespertinos: 101,9 minutos”. “Uno de cada cuatro pacientes aguardó, por media, más de una hora y, en horarios de alta demanda, uno de cada cuatro esperó más de 120 minutos. Por el contrario, en horarios de menor concurrencia (de 6 a 11), la espera promedio fue de 29 minutos”, detalló.

En términos de “recursos médicos” se vio que “la cantidad empleada fue considerable: 110 médicos, promedio, por institución, acumulando, en el trimestre analizado, 370.600 horas trabajadas”. En cuanto a la balanza entre guardias y consultorios, la realidad cambió de un modelo en el que “primaba el formato consultorio, caracterizado por múltiples días y horarios de atención, en un contexto de expansión de cartillas de obras sociales y prepagas”. Hoy, en cambio, existe una retracción.

Los autores del informe analizan que “entre los factores que modificaron este escenario aparecen la pauperización de los ingresos médicos por consulta, que hicieron insostenible la estructura de un consultorio particular, y la reciente retirada de profesionales de las cartillas”. Y concluyen: “Al no encontrar respuesta a la demanda acorde a expectativas, los pacientes fueron sustituyendo el consultorio, interferido por turnos muy alejados, por visitas a las guardias”.

A esto se suman otros problemas que también analiza el trabajo: “La pandemia por coronavirus profundizó el desinterés de los profesionales por el trabajo en áreas intensivas y generó el retiro transitorio o permanente de profesionales en riesgo por edad”; la “pérdida de competitividad de los ingresos médicos desalienta o condiciona la actividad, al igual que la agresión al personal de salud”; la “caída significativa en el número de profesionales que se forman en las disciplinas necesarias para atender guardias de urgencias: clínica médica, emergentología, pediatría, terapia intensiva y cardiología”.

Como posibles soluciones, proponen la mayor utilización de la atención remota mediante la telemedicina, la recuperación de los consultorios externos y desarrollar campañas de educación para la comunidad para que “se evite el uso inadecuado de los servicios de emergencias, además de modular expectativas sobre los tiempos de respuesta en la atención”.

PS

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