Desde el momento en que desapareció Tamara Fierro, una joven madre de 29 años vista por última vez el sábado 24 de mayo, el pueblo de Fraile Pintado está movilizado. Luego de que se hallaran restos óseos calcinados durante un rastrillaje, la comunidad reaccionó incendiando la casa de uno de los responsables de su desaparición, se movilizó a la comisaría y finalmente fue duramente reprimida por la policía provincial en la noche. Con mucha tristeza nos enteramos hoy que se confirmó que los restos pertenecen a Tamara.
Se trata del tercer femicidio en Jujuy, en menos de un mes. El 3 de mayo fue asesinada Angelina González, de Pampa Blanca, y el 11 de mayo, Paola Vargas, de Alto Comedero. Una verdadera emergencia en materia de violencia de género.
Esta seguidilla de asesinatos a mujeres nos obliga a defender con uñas y dientes la figura de femicidio que el gobierno nacional busca eliminar, y que es una conquista de años de lucha del movimiento feminista.
Desde el año 2015 nuestra provincia fue parte de la irrupción de miles de mujeres en la calle, enfrentando el modelo patriarcal y la cultura del silencio muy arraigada en el norte argentino. A partir de entonces fuimos logrando más fuerza al calor de cada debate, movilización, asamblea y lucha. Primero logramos exponer la violencia de género y el femicidio, antes ocultos, para garantizar la impunidad patriarcal, bajo la figura del “crimen pasional”. Luego, fuimos develando la complicidad institucional y la responsabilidad del estado, por acción u omisión, por cada mujer violentada.
Más tarde llego la ola verde, uno de los picos de la revolución feminista en la Argentina, con cientos de miles de mujeres y jóvenes en las calles durante años y la conquista de la ley IVE a finales del 2020.
La pandemia recrudeció la violencia. También en 2020 sufrimos una ola de brutales femicidios. Respondimos en la calle, desafiando las prohibiciones del aislamiento. A partir de allí conquistamos la Ley Iara (Ley Provincial N° 6.186 de la provincia de Jujuy) que declaro la emergencia pública con el objetivo de combatir y revertir la situación de las mujeres y personas LGBTIQA+ en situación de violencia de género.
Sin embargo, pese a haber logrado importantes conquistas en el camino como la ley 26485, la ley Micaela, la ley Brisa, etc., el gran desafío es volverlas efectivas y para eso debemos estar en estado de alerta y movilización permanente. Para que no sean solo letra muerta hace falta voluntad política para destinar los recursos necesarios para poder combatir la violencia de género a fondo. Es fundamental garantizar refugios, contención y la plena independencia económica de las mujeres que sufren violencia de género. Y celeridad en el tratamiento de las denuncias.
Y por si esto fuera poco, está pelea debemos darla frente a un gobierno nacional que es enemigo declarado del feminismo. Que propone eliminar la figura del femicidio y la ley IVE, y que desfinancia y desarticula los programas para combatir la violencia de género al mismo tiempo que arrastra a la pobreza a millones de mujeres en todo el país.
En el Foro de Davos, Milei criticó la figura legal del femicidio, con argumentos que nos retrotraen a las peleas que dimos por aquel entonces, al irrumpir el Ni Una Menos, frente a los sectores más reaccionarios: “Llegamos al punto de normalizar que en muchos países supuestamente civilizados si uno mata a la mujer se llama femicidio, y eso conlleva una pena más grave que si uno mata a un hombre solo por el sexo de la víctima. Legalizando, de hecho, que la vida de una mujer vale más que la de un hombre“.
A 10 años del Ni Una Menos, vamos a volver a las calles en defensa de cada conquista y contra la violencia patriarcal y los femicidios. Exigimos justicia por Tamara Fierro y todas las víctimas y castigo a todos los responsables por su asesinato. Repudiamos la represión de la policía de Sadir a vecinos y vecinas de Fraile Pintado movilizados contra la impunidad. Ni un paso atrás.
Betina Rivero. Concejala de Palpalá por el MST en el Frente de Izquierda – Unidad en Jujuy