Fue un fenómeno fulminante. En menos de dos años Leda Bergonzi ya estaba congregando a miles de personas. El carisma de mediadora entre Dios y las personas para su sanación que le atribuían provocaba que la gente llegara incluso días antes a instalarse en carpas en las inmediaciones de los predios donde ella iba a realizar sus encuentros para asegurarse que ingresarían y que les impondría las manos.
Pero el arzobispado de Rosario, en cuya jurisdicción vive Leda, decidió en setiembre tomar distancia de su accionar, al menos momentáneamente, y disponer un “proceso de purificación” del grupo “Soplo de Dios viviente” que ella encabeza.
Las reservas de la curia rosarina respecto a la actuación de Leda -que el año pasado había optado por “acompañar” a ella y su grupo “con el asesoramiento de un sacerdote”- comenzaron a manifestarse en enero cuando objetó en un comunicado declaraciones que la mujer realizó en Chile acerca de que la falta de perdón es la causa del cáncer. Las prevenciones terminaron desembocando en el pronunciamiento del mes pasado en el que, especialmente, se distanciaron de su actitud de imponer las manos con el argumento de que “la Iglesia siempre reservó ese gesto a los sacerdotes para la comunicación del Espíritu Santo”.
“Voy a cumplir con lo dispuesto por el arzobispado que determinó un período de purificación y contar con más información. No voy a imponer las manos. Aunque la restricción rige sólo para la arquidiócesis de Rosario. Lo cual quiere decir que no pueda hacerlo en otros lugares porque, si obispos de otras diócesis me invitan, puedo ir e imponer las manos”, dice Leda en diálogo con Valores Religiosos. Y agrega: “Yo le pregunté al arzobispado si había hecho algo mal y me dijeron que no, que se trata de un tiempo de purificación de los carismas como siempre ocurrió en la Iglesia, incluso con los santos”.
Leda aclara que “el que cura es Dios y nosotros somos sus instrumentos como él quiere y hasta cuando él quiera. Y si fuimos útiles, bienvenido”. Pero cuestiona que sólo los sacerdotes puedan imponer las manos. “En Hechos de los Apóstoles dicen que ellos se imponían las manos unos a otros. No dicen que las imponían los sacerdotes. Según el Evangelio, cualquiera pude imponer las manos. ¿Cuál es la diferencia? Que yo tengo un carisma de sanación. ¿Qué culpa tengo? ¿Tiene que ver que soy mujer? Están los testimonios contundentes de curación. Están los exámenes clínicos…”
“Sinceramente, el no imponer las manos a mí no me perjudica, pero me apena la gente”, señala. “Pero -agregó-, el arzobispo me dijo que había muchos sacerdotes que no estaban de acuerdo con lo que yo hacía y eso influyó en su decisión”. No obstante, dice que continuará con las presentaciones musicales con un contenido religioso, una modalidad que en los encuentros de sanación había comenzado a abrirse paso. De hecho, le pregunté al arzobispo si quería que parara con mis presentaciones y me dijo que no, que él no podía pedirme eso. Así que nosotros continuamos.
En cuanto a a quienes la acusan de haber estado obteniendo un provecho económico de sus encuentros de sanación, Leda afirmó que eso lo dijeron “las malas lenguas, pero no figura en el comunicado, ni me lo dijo el arzobispo. Lo nuestro siempre fue muy claro. Siempre pedimos alimentos para los más necesitados. Más aún: nunca puse en marcha la fundación y, por tanto, no se habilitó una cuenta bancaria. Sí tuvimos que empezar a utilizar ticketeras para ordenar el ingreso de gente y evitar el caos que se producía en cada encuentro”.
Leda -nacida en la localidad de San Lorenzo hace 44 años, casada y con cuatro hijos y que creció en la espiritualidad de la mano del Movimiento de la Palabra- dice que recibió el carisma hace doce años, pero que fue consciente recién hace dos cuando empezó a ver que la gente se acercaba y tras imponerles las manos muchas, que incluso se desmayaban, se sanaban. Pero insiste en que cumplirá con la decisión del arzobispo. “Soy católica, no me voy a ir de la Iglesia”, asegura.
Puntos principales del pronunciamiento del arzobispado de Rosario
- “Se advierten (en el grupo ‘Soplo de Dios Viviente’) signos positivos y a la vez significativos elementos que necesitan ser purificados”.
- “Hasta tanto no se avance en un proceso de purificación y cumplimiento de indicaciones oportunamente dadas, prudencialmente se suspende cualquier actividad pastoral realizada en nombre de la Iglesia católica por parte del grupo”.
- “La imposición de manos es un gesto que la Iglesia siempre reservó a los sacerdotes para la comunicación del Espíritu Santo”.
- “Se continuará ofreciendo (a Leda y su grupo) el acompañamiento pastoral y espiritual necesarios”.