Los pasillos del edificio de las Naciones Unidas en Nueva York suelen estar poblados de trajes y zapatos lustrosos, pero estos días de Asamblea General la excepción la protagonizó un argentino vestido de negro, con zapatillas rojas y aire descontracturado que vino hasta este foro internacional a recibir una distinción y ser pionero. Charly Alberti, el músico baterista de la mítica Soda Stereo y activista ambiental, fue designado como el primer embajador de buena voluntad del programa de medio ambiente de la ONU para América latina y el Caribe, con la misión de alertar sobre la urgente necesidad de enfrentar la crisis del cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, la contaminación y los desechos de la región.
Alberti recibió la distinción de manos de Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, y luego conversó con Clarín sobre su nuevo desafío, las paradojas de los que niegan el cambio climático y también de música: tiene el deseo de que a 40 años del primer disco de Soda, pronto puedan reiniciar la gira de “Gracias Totales”, suspendida durante la pandemia.
–¿Qué se siente haber sido designado primer embajador para medio ambiente y para qué sirve el nuevo cargo?
–Se siente una gran emoción y más para quienes venimos trabajando desde hace mucho tiempo en esto, que es la concientización de la gente para que entienda que estamos realmente viviendo un momento muy especial y complicado en el planeta a nivel ambiental. Llegar a esto requiere muchos años, no es algo buscado, ellos seleccionan a una persona que cumpla con los valores de la organización y que además, pueda ser un canal viable para comunicar que es lo que yo ya vengo comunicando (a través de su fundación Revolución 21). Las cosas que ellos dicen son las mismas que yo digo hace 12 años. En este caso nos sirve unir fuerzas para para tratar de que ese mensaje sea amplificado.
–¿Cuál sería ese mensaje y en qué podría transformarse ahora?
–Hay muchos mensajes y podemos decirlo en un lenguaje argentino: básicamente “estamos en el horno” en cuestiones climáticas. Yo me remito a los datos de los mejores científicos del mundo que dicen que las cosas están mal. Además, la gente ya está sintiendo el cambio climático, los cambios de temperatura, los procesos no son naturales como muchos reclaman. Por ejemplo, hay gente que dice “el mundo siempre tuvo variaciones de temperatura”. Claro que las tuvo a lo largo de toda la historia del planeta, pero pasa en miles de años y no en pocos años como lo estamos viviendo ahora.
De hecho, las predicciones que nosotros estábamos dando para el 2100 las estamos teniendo ahora. O sea, los procesos negativos se están acelerando y están empezando a funcionar como un sistema, como si fuese un dominó. Entonces se están acelerando todas las predicciones que nosotros teníamos y están empezando a pasar ahora, lo cual es sumamente alarmante. Lo que tenemos que tratar de hacer es que la gente entienda que cualquier acción individual, por más tonta que signifique es la acción correcta. El tema es que la gente lo que tiene entender es que el problema somos cada uno de nosotros y cada uno de nosotros somos la solución.
–¿Cuál puede ser nuestro aporte?
–Hay millones de cosas que parecen tontas. El problema de la gente es creer: “¿En qué va a cambiar que yo no vaya con las bolsas al súper? No impacto en nada”. Así piensan 7.000 millones de personas todos los días. En esa creencia de que yo con mi pequeño chanchullo que hago como malgastar agua, utilizar el auto más de lo que lo tengo que utilizar y en no apoyar ciertas causas, esas pequeñas cosas multiplicadas son un gran problema.
Pero también esas pequeñas acciones como llevar la bolsa de supermercado, cerrar el agua cuando te cepillas los dientes, optar por caminar un poco más u optar por algún vehículo eléctrico, cuándo lo multiplicás por millones el impacto es tremendamente bueno. Ese esfuerzo, sumado a ponerle límites y exigencias a las empresas para tener productos que realmente provengan de una de una cadena de valor sustentable, es importantísimo. Porque las empresas tienen la capacidad de hacerlo.
–Hay quienes argumentan que el cuidado del medio ambiente frena el desarrollo la economía.
–Es mentira que el medio ambiente va en contra de la economía. Al contrario, está demostrado que una economía sustentable es mucho más rentable para el planeta y se puede ganar muchísimo dinero. Está mal decir: “Sos ambientalista, no querés ganar plata” . Es todo lo contrario. Está buenísimo. Se pueden hacer millones de negocios sustentables, lo que pasa es que los que hoy tienen privilegios en algunas industrias los pierden. Ese es el problema. Cuando vos ves que ciertos personajes políticos votan en contra es porque algunos pierden ciertos privilegios.
–¿Qué pensás de la decisión del presidente Javier Milei de “disociar” a la Argentina de la Agenda 2030 de la ONU, que pone límites al calentamiento global y marca un compromiso para reducirlos?
–Yo estoy acá para pensar en el futuro. Un gobierno dura 4 años y esto es un problema que va a mucho más allá de eso. Cada uno tiene sus intereses, entonces yo me baso por los datos que dicen que estamos en un momento muy complicado, que necesitamos hacer un cambio y yo lo que te puedo decir es que estamos en las puertas de un cambio drástico a nivel económico, a nivel mundial. Los grandes grupos económicos están dándose cuenta de que si no protegemos la biodiversidad y el planeta no hay economía posible y no hay vida posible.
–En la Argentina y en América Latina te identificamos sobre todo con la música y con Soda Stereo. ¿Cómo se te despertó este interés por las causas ambientales? ¿Cómo llegaste hasta acá?
Creo que es un proceso que tiene que ver con cómo nos criamos. Cuando éramos chicos nuestra relación de nuestros padres con nosotros era diferente. Imagínate lo que era 60 años atrás: un padre músico, casa con sala de ensayo y madre artista imagínate lo que era. Entonces, cuándo uno ve que las cosas que te enseñaban a amar empiezan a estar en peligro te empezás a preocupar y vas a tratar de protegerlas. Esto para mí no es nuevo. Yo armé la fundación hace más de 12 años. Hoy me preguntaban en dónde se cruza la música y el medio ambiente. Y yo les dije: en el corazón. Son cosas que uno ama y que quiere proteger.
Yo no utilizo la música como un canal de difusión porque considero que son canales diferentes. Cuando me subo a un escenario como músico, pretendo que la gente la pase extremadamente bien. Ponés en juego un montón de emociones y fantasías y la gente va manejando, escuchando música y con tu música lo llevas a otro lugar. Pero cuando yo me subo al escenario como ambientalista te digo cosas que no vas a querer escuchar. Vas a escuchar cosas difíciles, que representan un cambio en tu vida y para eso yo no te puedo poner en un estado de fantasía. Porque esto no es una fantasía, sino que es una cruel realidad la que estamos viviendo y que algunos ya la han sentido en carne propia por los efectos directos del cambio climático, ya sea inundaciones, golpes de calor, pérdida de biodiversidad y por ende de su entorno. Y otros que están en lugares más seguros se dan el lujo por ahí de negarlo porque no tienen información o porque tienen intereses personales. Gente que tiene terror de perder su lugar de poder.
–¿Cuál será ahora tu tarea específica?
–Lo que vengo haciendo. Viajando, dando conferencias, tratando de unir partes. Muchas veces estas cosas pasan por conectar cabos. Por ejemplo, fondos de inversión con gente que tiene necesidades en energías renovables y con alguna aseguradora que le dé la seguridad para poder invertir en la Argentina. Esas cosas son muy importantes. La confianza en alguien es lo fundamental y yo creo que puedo tener esos contactos.
–Hablando ahora de música, la gira “Gracias Totales” quedó media trunca por la pandemia. ¿Se va a reeditar?
–Sí, la verdad quedó media trunca. Estamos con Zeta (Bosio) pensando en alguna cosa. El final de la gira era un show gratuito en la 9 de Julio o en Av. Libertador y Dorrego. Ese era mi sueño y no lo pudimos hacer. No creo que se pueda volver a hacer lo mismo o terminarlo de esa forma, pero estamos pensando. Yo a veces siento que no es necesario ir tanto al pasado, pero la gente no te deja. Es imposible. Yo estoy dispuesto a hacerlo porque la verdad es que es un momento en el que uno es feliz, cuando se reencuentra con lo mejor de su vida. Porque el definitiva yo soy embajador ambiental y todo eso porque primero logré hacer Soda Stereo, logré que me vaya bien con Soda Stereo y logré que la gente me quiera y me respete. A partir de este año se cumplen 40 años de todos los discos y partir de ahora todos los años empiezo a celebrar.
–¿Volverá la Sodamanía?
–La compañía viene y te dice: se empiezan a cumplir 40 años de cada disco y la gente realmente lo pide, así que algo vamos a hacer.
AS