Una fuerte tormenta política sacude al Senado. El Gobierno de Javier Milei denunció un intento de “golpe institucional” luego de que la oposición lograra quórum para debatir una serie de proyectos sensibles en términos fiscales. La presencia de la vicepresidenta Victoria Villarruel en el recinto encendió la interna oficialista, y desde la Casa Rosada la acusan de convalidar un acto “irregular”.
Entre los temas en discusión figuran mejoras para las jubilaciones, la restitución de la moratoria previsional, la emergencia en discapacidad y mecanismos para garantizar fondos a las provincias. Aunque se anticipa un posible veto presidencial a todo el paquete, el avance parlamentario genera un revés político para el oficialismo.
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La sesión fue motorizada por Unión por la Patria y contó con el respaldo de un sector del radicalismo, dos senadores del Frente PRO, representantes de fuerzas provinciales y una figura clave: la cordobesa Alejandra Vigo. De los tres senadores cordobeses, solo ella aportó al número. “Preparada para acompañar con mi voto los proyectos de ley que defienden un federalismo real y los intereses de Córdoba”, expresó en sus redes. Luis Juez y Carmen Álvarez Rivero, del PRO, decidieron ausentarse.
Álvarez Rivero, cuestionó con dureza la forma en que se impulsa el tratamiento de los proyectos vinculados a mejoras jubilatorias y a la emergencia en discapacidad. En un mensaje con críticas tanto al kirchnerismo como a la dinámica del Congreso, la senadora pidió que ambos temas “se discutan en cada comisión, como corresponde”.
“Quieren que le vaya mal al gobierno de Javier Milei —que no es mi gobierno— para poder volver a sus privilegios”, lanzó, al tiempo que advirtió que “las instituciones no funcionan” y que sin equilibrio fiscal “no hay salida posible para los jubilados ni para quienes están en situación de pobreza o informalidad”.
Con un tono firme, Álvarez Rivero remarcó: “Los proyectos deben tener dictamen previo. No pienso tolerar que la casta siga haciendo como si nada. En esta Cámara no se trabaja en profundidad. A mí no me van a llevar puesta”.
El oficialismo, a través del jefe del bloque de La Libertad Avanza, Ezequiel Atauche, calificó la sesión como una “pantomima sin validez legal ni reglamentaria” y denunció que se trató de una autoconvocatoria “ilegítima”. Patricia Bullrich fue más allá: desde su cuenta de X, acusó al kirchnerismo de intentar “llevarse puesto el Senado” con una sesión irregular y proyectos que “agujerean los éxitos económicos del Gobierno”.
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Pero la presencia de Villarruel en el recinto, cumpliendo su rol institucional como presidenta del Senado, alimentó las sospechas internas. En la Casa Rosada se habla de una traición y algunos libertarios deslizaron la idea de un acuerdo subterráneo entre Villarruel y el kirchnerismo. La tensión dentro del oficialismo ya no se oculta.
Cruces, reproches y fracturas expuestas
Desde la oposición, las respuestas fueron inmediatas y afiladas. Martín Lousteau cuestionó la “falta de institucionalidad del oficialismo” y recordó que los proyectos vienen con media sanción de Diputados. “Negar su tratamiento es una barbaridad”, sostuvo. Guadalupe Tagliaferri fue más filosa: “Todas las mayorías son circunstanciales, incluso el voto de la gente”, respondió al planteo de Atauche.
El radical Pablo Blanco también apuntó con dureza: “El golpe institucional lo están haciendo ellos que hacen caso omiso a lo que vota este Congreso”. En tanto, el kirchnerista José Mayans advirtió que impedir el funcionamiento del Senado “es un delito” y habló de “una democracia en peligro”.
En paralelo, Carmen Álvarez Rivero, ausente en la sesión, reafirmó su postura crítica hacia el kirchnerismo y pidió “tratar los temas en comisiones como corresponde”. Su intervención pareció más dirigida a despegarse del oficialismo que a defenderlo: “No soy oficialista, pero no me van a llevar puesta”.
Los proyectos en discusión
La agenda incluye dos temas especialmente delicados para el Ejecutivo: una mejora en los haberes jubilatorios y la restitución de la moratoria previsional. Ambos cuentan con respaldo mayoritario pero enfrentan la amenaza del veto presidencial, que Milei ya anticipó como parte de su política de ajuste. También se debate la declaración de emergencia en discapacidad y dos iniciativas promovidas por gobernadores para garantizar fondos para las provincias: el reparto automático de ATN y la coparticipación del Impuesto a los Combustibles.
Esos proyectos carecen de dictamen de comisión y requieren dos tercios para ser habilitados en el recinto. El oficialismo, además, desconoce los dictámenes de jubilaciones y discapacidad, argumentando que fueron firmados en una comisión que nunca fue convocada por su presidente. Villarruel, a través del secretario parlamentario, declaró inválidos esos despachos, pero la oposición insiste en que tienen plena validez.
Desde el bloque de Unión por la Patria advirtieron que no aceptarán una negociación parcial. “Salen los proyectos juntos o todos vuelven a comisión”, sentenció Anabel Fernández Sagasti, enviando un mensaje directo a los gobernadores dialoguistas que buscaban aprobar solo los fondos para sus provincias.
Una sesión bisagra
Lo que comenzó como una disputa técnica derivó en una batalla política con múltiples frentes: entre oficialismo y oposición, dentro del propio oficialismo, y entre los gobernadores y sus representantes legislativos. La sesión en el Senado dejó al descubierto la fragilidad de las alianzas, el creciente aislamiento de Milei en el Congreso y la dificultad de sostener la gobernabilidad sin acuerdos legislativos.
Para algunos, como el senador libertario Bruno Olivera, los aumentos jubilatorios son “un kilo de carne más”. Para otros, representan una reparación mínima y urgente. En el medio, una oposición heterogénea que empieza a encontrar puntos de contacto frente al rechazo a los vetos presidenciales.
Por ahora, Milei mantiene su capacidad de bloquear leyes a través del veto. Pero la foto del Senado, con Villarruel presidiendo y una mayoría tejiendo acuerdos por fuera de La Libertad Avanza, sugiere que el equilibrio de poder podría estar cambiando.