15, octubre, 2025
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El laberinto de Milei camino a 2027: los desafíos latentes

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Por Jaime Meza
Jefe de Redacción

La derrota en la provincia de Buenos Aires en las elecciones de medio término ha encendido las alarmas en el seno del gobierno de Javier Milei y en los indicadores económicos que, además se añadieron a las embestidas legislativas que colaboraron para sacudir la escena argentina. Un revés que no sólo se explica por la compleja ingeniería política del territorio bonaerense, sino que expone las debilidades de un armado de listas improvisado en distintos puntos del país, donde también sufrió cachetazos electorales.

En muchos casos, la avanzada fue disfuncional. La falta de cuadros políticos experimentados, sumada a la ausencia de una estructura territorial sólida, se tradujo en una sangría de votos que el oficialismo no pudo contener en cada contienda que tuvo que librar.

El traspié electoral en suelo bonaerense, lejos de ser un hecho aislado, se sumó al escenario de tensiones internas, con polémicas que van desde las escuchas en la Agencia de Discapacidad hasta las grabaciones que involucran a figuras clave del Gabinete.

El «factor humano» se presenta como el principal desafío para La Libertad Avanza. La figura de Karina Milei, con su protagonismo de campaña y su rol central en la toma de decisiones de gestión, se ha convertido en un arma de doble filo.

Si bien su lealtad y su influencia son indiscutibles para el Presidente, su exposición constante en la arena política ha generado críticas y roces internos.

La pregunta que se impone es si conviene mantener su perfil alto, en el último tramo de un año electoral, que se mostró arduo y polarizado.

Desde el Gobierno, como contrapartida, hacen notar las dificultades que al peronismo le genera el alto perfil que se esfuerza por sostener Cristina Kirchner, que se empeña en mantener la centralidad, algo que desde el Gobierno ven con agrado.

A esto se sumó el enigmático papel de Lule Menem, ahora ex armador de campaña, cuya salida del Gobierno plantea interrogantes sobre el rumbo de la estrategia electoral. La relación con ambos, y el manejo de sus roles, será crucial para evitar nuevas fugas y recomponer la confianza dentro de la coalición gobernante.

En términos de lectura política, la elección desdoblada obviamente que para el peronismo le iba a dar fuerza como que permitió un triunfo que le fue esquivo en los últimos veinte años, una factura que desde el Gobierno bonaerense le pasaron a la conducción de Cristina y Máximo. Es que al votarse con la boleta de papel y estar en juego el poder de los intendentes, así como la necesidad de conservar mayoría en los concejos deliberantes, fue obvio que el Gobierno provincial -de la mano del Gobernador y de los jefes comunales- puso toda la carne en el asador con una estructura de fiscalización que lejos estuvo de tener la coalición opositora, donde, además, quedó de manifiesto que el PRO trabajó a reglamento.

El panorama en el resto del país es mixto y presenta matices. Si bien la derrota en Buenos Aires fue un golpe duro, los resultados en otros distritos, como Salta, Misiones y Corrientes, también ofrecieron un panorama preocupante. En estas provincias, no logró capitalizar la popularidad del Presidente y la adhesión a su discurso de cambio que le permitieran consolidar su presencia en el interior del país.

Recuperar la mística

La encrucijada de Milei no es sólo electoral, es también de gestión. El éxito de su Gobierno dependerá de su capacidad para demostrar que su proyecto político es viable y que tiene el respaldo de una base social que lo acompañe en los momentos más difíciles.
El 26 de octubre no será una fecha más en el calendario, sino un examen decisivo para un Gobierno que se encuentra en un laberinto y que, para salir de él, deberá demostrar que su popularidad se traduce en capital político.

Contagiar el modelo

Entonces, la gran pregunta que queda es si Milei sabrá maniobrar con la fragilidad de un proyecto político que aún no ha logrado trascender la figura de su líder. El desafío es convertir la popularidad de Milei en una estructura política robusta y con arraigo territorial.

De cara al 26 de octubre, el Gobierno de Milei se encuentra ante una encrucijada. La estrategia a seguir debe ser una combinación de pragmatismo y audacia.

En primer lugar, es imperioso resolver las tensiones internas y definir con claridad los roles de cada actor. El manejo de las polémicas y la recomposición de los vínculos con los diferentes sectores políticos son vitales para evitar que la agenda mediática se centre en las internas y desvíe la atención de la gestión.

En segundo lugar, el Gobierno debe reforzar su presencia en las provincias y consolidar los lazos con los líderes locales que se identifican con el proyecto libertario.

En Corrientes, por ejemplo, los candidatos a diputados nacionales de La Libertad Avanza se enfrentan a un desafío particular. En un distrito con una fuerte identidad política y una tradición electoral arraigada en un oficialismo capitalizado por el radicalismo, la estrategia debe ser una combinación de adhesión al discurso nacional y un acercamiento a las problemáticas locales. La clave para ellos será demostrar, con figuras como Virginia Gallardo, que el proyecto libertario no es sólo una idea abstracta, sino que tiene la capacidad de ofrecer soluciones concretas a los desafíos que enfrenta la provincia.

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