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Tito Fuentes, líder de Molotov: “Estuve muerto casi tres días”

Molotov prepara su regreso a la Argentina en diciembre, en el marco de la gira por los 30 años de la banda, pero la noticia llega atravesada por la ausencia de uno de sus integrantes históricos: Ismael “Tito” Fuentes. El guitarrista, figura clave desde los inicios del grupo mexicano en 1995 y autor de varias de sus canciones más emblemáticas, atraviesa un proceso de recuperación médica y personal que lo mantiene alejado de los escenarios.

Su testimonio reciente, en el que reveló haber estado en coma inducido y haberse sometido a once cirugías, sacudió a los seguidores de Molotov, especialmente en la Argentina, un país con el que la banda mantiene un vínculo intenso desde sus primeras visitas a fines de los años ’90.

En entrevistas recientes, Fuentes relató con crudeza cómo el estilo de vida asociado al rock and roll lo llevó al límite. “Llevaba casi 30 años sin cuidarme, haciendo lo que quería sin pensar en las consecuencias. Caí en adicciones, alcoholismo y muchas conductas destructivas por no saber hablar mis emociones”, confesó en diálogo con Playboy México. En uno de los episodios más graves, una complicación en el quirófano derivó en un coma inducido de casi tres días.

Estuve muerto en vida dos días y medio. Ahí fue cuando desperté y dije: ‘ya, necesito cuidarme’”, recordó.

Por ahora, Toto guardó la guitarra.

La lista de episodios críticos incluye intervenciones faciales, una perforación que lo dejó con secuelas y la pérdida de cartílago en las manos, consecuencia de décadas de tocar la guitarra. A esa fragilidad física se sumaron crisis personales: la muerte de su madre y, poco después, la de su padre, sumieron al músico en una espiral autodestructiva. “Busqué lastimarme, porque no sabía cómo expresar lo que sentía”, reconoció.

La salida de Tito Fuentes de Molotov se produjo a comienzos de este año, poco antes de la participación de la banda en el festival Vive Latino, donde fue reemplazado temporalmente por Jay de la Cueva. Si bien su ausencia alarmó a los fans, el propio guitarrista aclaró que se debía a prioritarias cirugías reconstructivas y a la necesidad de dar un alto a su vida frenética. En un audio enviado a redes sociales, lo contó con humor: “El lunes tengo una intervención quirúrgica… les agradezco toda la buena vibra”.

“El arte me salvó”

“Busqué lastimarme, porque no sabía cómo expresar lo que sentía”, dijo el músico.

En esta etapa, la música quedó momentáneamente en pausa, pero Fuentes encontró un refugio inesperado: el arte visual. Con una muestra presentada junto a Bankaool, donde sus obras se exhiben en cajeros automáticos, comenzó a explorar otra vía creativa. “El arte me salvó, es lo más relajante que encontré. Cuando no sabía cómo decirle a alguien que me pasaba algo, lo dibujaba”, explicó. La terapia psicológica también fue central: “La terapia me dio las palabras que me faltaban. Me salvó la vida”.

La historia de Tito resuena con fuerza: Molotov siempre fue un espejo de las sociedades latinoamericanas, incluida la argentina. Desde su primera visita, la banda generó comunión con el público local, que convierto himnos como Voto latino o Hit Me a gritos compartidos contra el poder y las hipocresías. No es casualidad que cada vez que pisan Buenos Aires, sus shows se transformen en rituales generacionales, donde se cruzan padres que los escuchaban en los ’90 con jóvenes que los descubrieron en Spotify.

Hoy, mientras Molotov se prepara para reencontrarse con sus fans argentinos el 4 de diciembre en el Movistar Arena, la ausencia de Fuentes dejará una marca inevitable. Sin embargo, él mismo se muestra confiado en que tarde o temprano volverá. “Claro que regresaré, Molotov es parte de mi vida, los conozco desde antes que a mi propia familia”, expresó con emoción. Mientras tanto, reconoce que su prioridad es sostener su salud y celebrar cada día como una segunda oportunidad: “Si me muero mañana, no hay pedo. Pero hoy quiero vivir, y bien”.

En esa honestidad descarnada, Tito Fuentes encuentra su nueva voz. Su redención, lejos de la caricatura del rockstar, habla del costo humano de los excesos y de la posibilidad de rehacerse desde el dolor. Para los fans argentinos, la gira de diciembre tendrá una doble lectura: la celebración de tres décadas de Molotov y la esperanza de volver a ver en el futuro a su guitarrista histórico, recuperado y listo para reencontrarse con el escenario.

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