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La suspensión de Chiquito Romero, un capítulo más de los altibajos en el arco de Boca durante los últimos años

Históricamente es un puesto en el que a Boca no le cuesta encontrar un dueño. En el cual la línea de tiempo se puede trazar con un puñado de nombres a lo largo de los años, todos reconocidos y con el mejor recuerdo en la gente: desde los tiempos de menos registros de un patriarca como Américo Tesoriere hasta las gestas de Óscar Córdoba y el Pato Abbondanzieri, pasando por Antonio Roma, el Loco Gatti y el Mono Navarro Montoya, el arco xeneize siempre tuvo un dueño claro. Y no fue la excepción la última década, aunque cada uno de los que pasó estuvo envuelto en alguna polémica que les impidió quedar como indiscutidos. Algo que tal vez se repita con la actualidad de Chiquito Romero.

Tal vez el hueco más grande de los últimos tiempos se haya dado entre la primera salida del Pato (rumbo a Europa, tras jugar el Mundial 2006) y la llegada de Agustín Orión en 2011. El ex San Lorenzo, discutido en muchos tramos, pudo ganar títulos y hasta ser importante en más de una definición por penales -ya bajo la tutela de Fernando Gayoso como entrenador-, aunque su salida se terminó dando luego de una noche de terror en la Bombonera ante Independiente del Valle, lo que al equipo le valió la eliminación de una Copa Libertadores con mucha expectativa previa.

Entonces, Guillermo Barros Schellotto intentó llevar a su arquero insginia de sus tiempos de Lanús, Agustín Marchesín. Pero al no lograrlo, terminó llegando un joven Axel Werner para ser suplente del entonces relevo Guillermo Sara. Ninguno de ellos pudo consolidarse y, por eso, en el siguiente mercado (verano del 2017), llegaría Agustín Rossi. Y ahí se largó una dinastía de tres nombres que definieron los siguentes ocho años del arco del club, repartidos entre ellos: el propio Rossi, Esteban Andrada y Sergio Romero.

La apuesta Rossi y su pelea con Andrada

El primero, al margen de la apuesta que resultó su llegada con tan solo 21 años para hacerse cargo de un puesto tan pesado, tuvo un buen arranque, siendo bicampeón de la Liga aunque con algunos altibajos. Y su primer semestre de 2018, cometiendo errores que costaron goles en contra, provocó la reacción de la dirigencia para ir en busca de un reemplazante para él. Y así llegó Andrada.

Juntos, Rossi y el ex Lanús coincidieron en la etapa clave de 2018 y se repartieron (por una lesión del titular Andrada), el arco en las finales de la Libertadores ante River. La sensación que dejó Rossi como figura en la ida y algunas dudas sobre la performance de Andrada en la revancha en Madrid plantearon la duda que durante el 2019 sobrevolaría por el club. Porque AR se fue a sumar minutos en cancha a Lanús y Andrada (pese a sus buenas actuaciones y hasta a haber llegado a la Selección), nunca terminó de convencer de ser el indicado, sobre todo luego de fallar en un gol en la final de la Copa Superliga ante Tigre, en 2019.

Rossi, de superstar a conflicto

El regreso de Rossi lo encontró ganando terreno y -ya a mediados de 2021- le ganó el puesto a un Andrada que se fue a México envuelto en una polémica tras haber quedado aislado por dar positivo de COVID durante un viaje de Boca a Ecuador. A partir de allí, la figura del hombre nacido en Chacarita fue en pleno crecimiento. Y los alcances son más recientes y conocidos, con más títulos ganados, para muchos con él como gran argumento, y un protagonismo elevado por los penales atajados (siempre con Gayoso detrás, tanto en definiciones como en los 90 minutos) que se terminó chocando con la imposibilidad de alcanzar un acuerdo para la renovación de su contrato.

Entonces, con el conflicto entre el 1 y la dirigencia casi desatado, llegó a Boca Romero. Inactivo, sin club y lesionado, vio desde afuera cómo el equipo del Negro Ibarra se consagraba con Rossi como gran responsable y ya en el cambio de año (comienzos de 2023), tuvo su chance con Agustín ya fuera del club, primero con su inédito pase decidido en una escala de regreso de un partido desde Arabia, y luego como agente libre a Flamengo, donde hoy es titular y figura.

Chiquito, de mayor a menor

A partir de ahí, la figura de Chiquito se hizo gigante. Gran responsable del arribo de Boca a la final de la Copa Libertadores, su experiencia y templanza para dar la cara siempre y con un buen nivel general, parecía que su renovación hasta diciembre de 2025 aseguraba la tranquilidad del arco de Boca, ya con Leandro Brey como relevo confirmado y la tranquilidad de las espaldas bien cubiertas.

Pero el nivel del 1 de Boca empezó a bajar, y los goles que lo tienen como responsable en los últimos tiempos se van sumando. Aunque el quiebre (que puede ser definitivo) se terminó dando el sábado superclásico en el cual no fue su mejor tarde en cancha y -para peor- decidió responder a los insultos en su camino al vestuario invitando a pelear cara a cara a los hinchas. Tras ello, la suspensión del club por dos partidos. Que tiene la incógnita de cómo terminará su historia, pero con la certeza de que la sucesión ya empezó.

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