En diálogo con Canal E, el economista Isaac Rudnik advirtió que las cifras oficiales de inflación y pobreza publicadas por el gobierno no reflejan con precisión la realidad económica del país.
La inflación y la pobreza, según Rudnik
El índice de inflación de junio sorprendió con un 1,6%, por debajo del 2% esperado. Sin embargo, “existe el consenso de que hay una sobrevaloración del descenso”, señaló el entrevistado, quien explicó que esta baja se basa en una canasta de consumo desactualizada.
“El INDEC sigue utilizando una canasta construida en 2005 que no refleja el consumo real de las familias”, afirmó Rudnik, criticando que no se haya aplicado aún la nueva canasta de 2018.
Según el economista, los servicios hoy tienen mucho más peso en el gasto familiar, especialmente los de comunicación, que “son los que más han aumentado en estos últimos años”. Al no estar adecuadamente representados, se produce una subestimación de los precios reales.
Además, cuestionó la reciente metodología del INDEC para relevar ingresos en la economía informal: “Aunque la nueva metodología es más precisa, al no ser comparable con las anteriores, genera anomalías en la medición de la pobreza”.
En este contexto, Rudnik criticó los festejos del gobierno por los supuestos logros estadísticos: “El gobierno celebra un descenso de la pobreza al 31%, pero está subestimando el nivel real, que estaría entre 4 y 5 puntos por encima”.
Atraso cambiario, reservas y estancamiento económico
La desaceleración inflacionaria, según Rudnik, no proviene de mejoras estructurales, sino del “descenso del consumo en niveles muy bajos”. Citando datos de CAME, indicó que las ventas minoristas cayeron un 6% de mayo a junio, con un descenso del 4% en alimentos.
“Estamos hablando de un descenso mensual realmente muy importante”, advirtió el economista.
También analizó el impacto del atraso cambiario. “El gobierno recurre a cualquier maniobra para sostener un dólar atrasado”, explicó, y alertó que esta política podría estar frenando la acumulación de reservas, un objetivo clave acordado con el FMI.
Frente a la presión del organismo internacional, Rudnik señaló que “el Fondo le está exigiendo una devaluación para ingresar más dólares”, pero el gobierno se resiste por miedo a un traslado inmediato a los precios.
“El capital político más importante que tiene el gobierno es el control de la inflación. Si se le dispara, aunque sea al 3 o 4%, sería un golpe muy duro al poder adquisitivo”, subrayó.
Finalmente, advirtió que la continuidad del modelo económico está atada a variables frágiles. “Cada mes, cada dos meses, vuelve la amenaza de corrida cambiaria”, sentenció, anticipando que sin crecimiento ni reservas suficientes, el margen de maniobra del gobierno se reduce drásticamente.