Un Taguató (𝑹𝒖𝒑𝒐𝒓𝒏𝒊𝒔 𝒎𝒂𝒈𝒏𝒊𝒓𝒐𝒔𝒕𝒓𝒊𝒔), víctima de mascotismo ingresó hace meses al Centro de Conservación Aguará tras ser mantenido como mascota en la localidad de Virasoro. Kora, como lo nombraron, llegó con sus plumas cortadas, una práctica común para evitar que las aves escapen, pero que atenta directamente contra su naturaleza y bienestar. Después de un tratamiento prolongado, aprendió a volar y ahora volvió a su hábitat natural.
Centro de Conservación Aguará
El mascotismo de fauna silvestre sigue siendo una práctica frecuente que no solo es ilegal —según la Ley Nacional N° 22.421 de Conservación de la Fauna Silvestre—, sino que además genera un enorme sufrimiento en los animales. Estrés, ansiedad, depresión, comportamientos anormales y enfermedades son solo algunas de las consecuencias que afrontan las especies que terminan en cautiverio.
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“Cuando un ave ingresa con plumas cortadas, requiere un periodo prolongado de recuperación, aproximadamente un año o más para que sus plumas vuelvan a crecer. Luego necesita tiempo para recuperar fuerzas, muscular y volver a volar. Durante este proceso, el animal está expuesto a los efectos negativos del cautiverio, lo que puede complicar su rehabilitación”, explicaron desde el equipo de Veterinaria y Bienestar Animal del Centro Aguará en un posteo en redes sociales.
Centro de Conservación Aguará
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A pesar de las dificultades, Kora logró superar su periodo de recuperación gracias al trabajo incansable del personal y los voluntarios. Con esfuerzo y dedicación, este Taguató volvió a extender sus alas y fue liberado para reintegrarse a su hábitat natural.
Este caso pone de manifiesto el compromiso de las instituciones dedicadas a la conservación y recuerda la importancia de respetar a la fauna silvestre y dejarla en el lugar al que pertenece, la naturaleza.
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