23, diciembre, 2024
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Pymes todavía quedan lejos de la recuperación en V

La mayoría de los estudios privados coinciden en que la inflación de septiembre se desaceleró respecto a agosto, y que perforó el 4%. Hasta ahora, ese sería el único dato favorable que el Gobierno tendría para mostrar en materia económica. Las pymes que resisten al aumento de tarifas y a la caída del consumo están endeudadas, y las asociaciones que las nuclean advierten que la actividad está en una meseta, muy lejos de la prometida recuperación en V del segundo semestre.

En varias oportunidades el presidente Javier Milei se encargó de señalar, sin embargo, que de aquí en adelante “solo quedan buenas noticias”.

Desde Industriales Pymes Argentinos todavía esperan las buenas nuevas. Señalaron en un informe que en los meses de agosto y septiembre la producción volvió a mostrar signos de caída, después de un leve repunte del consumo por el aguinaldo de mitad de año. “El mercado está planchado. Durante la primera semana de agosto comenzó a caer nuevamente la demanda y eso lo estamos registrando en los pedidos y la falta de producción en las fábricas”, afirmó Daniel Rosato, presidente de la institución. “No estamos viendo un repunte sostenido en el consumo masivo, por lo que podríamos estar frente a un pronunciado amesetamiento de la actividad”, agregó.

La caída en el consumo, explicó también, se debe a los aumentos de las tarifas de gas y electricidad, “que golpeó el poder adquisitivo de los trabajadores” y “provocó un aumento en la inflación que debieron afrontar los hogares”. También tuvo un impacto en los costos de producción “lo que se tradujo en aumento de precios y pérdida de rentabilidad”.

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De acuerdo con el último relevamiento de IPA, gran parte de las pequeñas empresas argentinas están endeudadas no para aumentar su producción, sino como táctica de supervivencia. “Los instrumentos de endeudamiento seleccionados son adelantos en cuenta corriente, documentos descontados (ambas en pesos) y documentos a sola firma (en dólares). Estos fueron seleccionados porque son el tipo de instrumento para endeudamiento para gastos corrientes de las empresas (en pesos los primeros y en dólares los segundos). Por lo que los primeros pueden responder al pago de salarios y, el último, a proveedores (importadores)”, destacaron.

La Asociación de Empresarios y Empresarias Nacionales para el Desarrollo Argentino (Enac), concuerda con este diagnóstico. Según los resultados de la segunda encuesta Radar Pyme, durante el segundo trimestre “la situación en el mercado interno es crítica”: en 6 meses se cerraron 10.000 pequeñas empresas.

“Desde principios de año estamos en una recesión tipo L que se viene sosteniendo con algunos pocos de una pequeña reactivación, pero que no representan un cambio de tendencia”, indicó a PERFIL Leo Bilanski, presidente de Enac.

“En función de lo que estamos visualizando entendemos que la recesión va a trascender el 2024”, agregó. Si la crisis se profundiza, señaló, se pueden llegar a perder 20 mil pymes en la Argentina. “Cada empresa que cierra son 12 puestos de trabajo registrados privados que alimentan el ejército de desocupados que tiene el país, y por lo tanto también refuerza la caída de la demanda”, comentó.

“Luis Caputo cree que la macro va a resolver las micro y la verdad es que nosotros creemos que ese efecto no se va a dar, y que si no se ocupan de construir la economía de la mesa de los argentinos, cuando la macro se estabilice y lleguen a la mesa los argentinos no van a tener ni mesa ni argentinos”.

La situación de las pequeñas y medianas empresas, definió, es de “tensa incertidumbre”. “Lo único que se nos propone es ajustar costos y salir a vender encontrando nichos de mercado, poniendo precios competitivos que tampoco hacen que la inflación baje”, sintetizó.

Si bien todavía “no se ve la recuperación en V”, de aquí para adelante, explicó el economista Francisco Eggers a PERFIL, es posible que la economía rebote y que la inflación baje en el último trimestre del año, aunque es dudoso que esto sea sostenible. “Pasó en 1991, en el segundo semestre de 2002 y primero de 2003; en el cuarto trimestre de 2014 y en 2017. ¿Qué tuvieron en común estos momentos?: expansión monetaria (lo que ayudó a la recuperación del nivel de actividad) y ancla cambiaria (dólar oficial congelado, retrocediendo o al menos creciendo por debajo de la inflación). Ahora tenemos ancla cambiaria, y entre mayo y julio hubo una importante expansión monetaria, que en agosto y septiembre se frenó”, recalcó. Pero la continuidad del cepo, concluyó, podría comprometer una recuperación “consistente en el tiempo”.

En este escenario, al menos en el corto plazo, la baja en la inflación y la recuperación económica y de los salarios no parecen compatibles. “Paradójicamente, una recuperación de los salarios y de la actividad atenta contra los intereses del gobierno, toda vez que aumenta la demanda de divisas por importaciones (o turismo), y podría espiralizar en precios”, detalló por su parte el economista Matías Wasserman a este medio.

De aquí a fin de año, “la principal incertidumbre está en el frente externo. Es esperable que el dato de inflación luego de la baja del impuesto PAIS muestre una perforación en el nivel (por debajo del 4%) aunque eso no implica necesariamente que reimpulsará la tendencia decreciente”, afirmó. Las tarifas también pueden impulsar los precios, ya que “se proyectan mayores aumentos de cara al año próximo (el presupuesto sugiere aumentar de 64% a 85% la carga de los usuarios sobre el costo de la energía)”.

Todo dependerá de la capacidad del gabinete económico de conservar la calma cambiaria, opinó Wasserman. “En ese sentido, el blanqueo le permite ganar tiempo hasta recuperar el acceso al crédito internacional, pero no es la panacea. El año que viene hay vencimientos por cerca de 24.000 millones de dólares y con el riesgo país aún alto y reservas netas en terreno negativo” por lo que “nadie puede descartar que las expectativas pierdan el optimismo que las caracterizó hasta acá”.

Respecto a la inflación, la consultora de Orlando Ferreres estima que la del noveno mes del año fue del 3,2% y que la de octubre rondaría el 3%. “Los últimos meses podría dar alrededor de 2%”, explicó el economista a PERFIL. Lo que ocurra en 2025 “dependerá de si se unifica el tipo de cambio y se acaba finalmente el cepo, lo que es fundamental para que entren divisas para la inversión o inversores locales”, aseguró. Si pasa esto último, una de las metas del gobierno para ese año estaría comprometida: según el economista, la inflación rondaría el 32%, lejos del 18% estimado en el Presupuesto que el Ejecutivo envió al Congreso.

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