En el día de la jubilada y el jubilado, Máximo Kirchner hizo un acto en La Plata y le dijo a su militancia: “No hay que enojarse con ese veto, compañeros y compañeras. El presidente actual fue elegido por el 56% de los votos y el veto es una facultad constitucional“. El vocero presidencial, Manuel Adorni, le agradeció el favor y subió en la red social X que Máximo “la vio”. En las puertas del Congreso de la Nación, éste mismo viernes volvieron a reprimir a los que laburaron toda su vida.
No es raro si recordamos que fue Cristina Fernández de Kirchner la que estableció que un veto presidencial solo puede ser rechazado por el Congreso si reúne la voluntad de los dos tercios de una cámara. Y ella misma utilizó este poder -una rémora cuasi monárquica- para vetar la ley de 82% móvil para jubilados y jubiladas, en 2010, cuando era presidenta.
Gran parte del acto de Máximo Kirchner consistió en defender la performance política de su madre, en particular bajo el gobierno que compartió con Alberto Fernández. Y así también justificar su propia partipación dentro del gobierno, como diputado nacional. “Nada sin Cristina”, decía una inmensa bandera desplegada en una de las tribunas.
“¿A qué referimos con armar de nuevo?” -explicó al final- “Basta de Scioli’s. La frustración del peronismo que vota diputados y senadores que después van al Congreso y se dan vuelta, nos aleja de la gente”. La consigna llegó un poco tarde: esperaron desde el 2015 hasta que Daniel Scioli se transformara en un chupamedias explícito del gobierno de Javier Milei. Y de Sergio Massa, cuyos diputados afines votaron la entrega del RIGI, la Ley de Bases y apoyaron el veto a los jubilados, no se lo escuchó decir lo mismo.
Además de muchas justificaciones, operaciones para despegarse del gobierno de Alberto y de chicanas internas dirigidas al gobernador de la provincia de Buenos Aires, el discurso de Máximo Kirchner tuvo la vara muy baja en cuanto a mística militante. Su consigna final fue “Ser parte de la resurrección después de que este Gobierno haga lo que haga”.
¿Revivir de entre los muertos, luego de que Milei deje tierra arrasada? Al fin y al cabo, ni Máximo, ni nadie dentro del peronismo quiere romper con el FMI. Así que el gobierno de La Libertad Avanza vino a hacer el trabajo sucio del ajuste que reclaman los acreedores internacionales de la estafa que nos dejó Mauricio Macri.
Kirchneristas vs Kicillofistas
“Resulta que ahora Cristina no tiene que hablar porque eclipsa a otras figuras“- fue uno de los palos que tiró Máximo Kirchner. Resulta también que hace unos meses, las apariciones públicas que hace CFK coinciden en fecha con la agenda de actos que realiza el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof.
Máximo también lanzó que “sería bueno que un día nos pongamos de acuerdo para que se vote cada cuatro años, porque algunos viven de campaña”, en medio de un acto con claro tinte de campaña.
Y reivindicó algunos nombres: Wado de Pedro, Anabel Fernández Sagasti y Mayra Mendoza. Ésta última, intendenta de la localidad bonaerense de Quilmes, junto al intendente de Lanús, Julián Álvarez, encararon una pelea contra el gobierno de la provincia y el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi.
“Yo quiero mi pedazo”, dijeron ambos intendentes de La Cámpora, y pidieron una tajada de los miles de millones que se facturan en torno al comercio del puerto de Dock Sud, ubicado en Avellaneda.
Por su parte, Ferraresi acusó a los camporistas de difundir información falsa: “La terminal de Dock Sud concentra el 31% y no el 40% de las exportaciones de containers de todo el país”, corrigió en la red X. Y lanzó: “A las mentiras se las combate con verdades. Gobernar es asumir las responsabilidades que cada dirigente y que cada militante tiene con su pueblo. El peronismo tiene que estar unido y pensando en la gente”. Porcentajes más, porcentajes menos, se trata de un negocio multimillonario que jamás se destinó a revertir las desigualdades estructurales que existen en este municipio, ni en la provincia.
Pero no es solo la plata del puerto lo que está en disputa, sino la sucesión en el poder de un peronismo que ha quedado prácticamente huérfano, tras el fracaso del gobierno del Frente de Todos. Ferraresi apuesta a construir la candidatura presidencial para Axel Kicillof 2027, y se ve a sí mismo gobernando la provincia de Buenos Aires. Mientras La Cámpora, se mantiene fiel a Máximo Kirchner.
“Si querés canciones nuevas, te presto las mías”, le respondieron desde la tribuna al gobernador Axel Kicillof.
Nos comprometimos y no cumplimos
“El pueblo hizo tronar el escarmiento el 22 de noviembre del año pasado, cuando perdimos 56% a 44%. Nos comprometimos y no cumplimos”, reconoció Máximo Kirchner.
Una parte importante de su discurso estuvo dirigido a intentar despegar al kirchnerismo del gobierno de Alberto Fernández quien, además de dejar su mandato con mayor pobreza, desigualdad y salarios e ingresos menguados, ahora está implicado en una causa por violencia de género contra la ex-primera dama.
Los dardos fueron para Martín Guzmán, por el acuerdo cerrado con el FMI. Acuerdo que fue refrendado en el Congreso de la Nación por parte importante de los diputados y diputadas del bloque peronista. Aunque Máximo Kirchner rechazó este acuerdo, luego el kirchnerismo se encolumnó detrás de Sergio Massa como ministro de Economía, quien no hizo más que administrar el ajuste del acuerdo que Guzmán había cerrado.
En el mismo acto Máximo había pedido que los dirigentes no se victimizaran, pero luego justificó las medidas antipopulares de Massa en favor de la deuda odiosa. “El FMI obligo a devaluar 30% ó 40% la moneda”.
“El problema es que quien gobernaba tomo las decisiones que tomó. Y que Cristina fue diciéndole que no” -fue la síntesis final.
El kirchnerismo, en la figura de Máximo, intenta reconstruir una militancia propia y consolidar un poder propio, sin dejarse eclipsar por la gestión de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires. Para eso, asistimos en este acto a un capítulo más, de la operación imposible de despegarse del gobierno que ellos mismo fueron parte.