Encuestas cruzadas, tuitazos provocadores. Show en el palacio a cargo del “rey” del circo. Pero ¿Qué pasa con la contenciosa argentina? como le dicen los expertos. La discusión de “la semana” empezó con los tuits cruzados previo a la puesta en escena del domingo, sobre quién sabía más de economía, si CFK o Milei. Lo primero que mostraba ese intercambio era una supuesta polarización entre dos sectores antagónicos. Pero luego quedó más claro que el objetivo de la misiva de CFK fue poner(se) en escena para administrar la crisis que se expresaría el domingo (pasadas las 21h) y se profundizará el lunes siguiente.
Pibe, ves crisis por todos lados, pero la pobreza es del pueblo
Si y si, lo que está de fondo (además de las manos del mercado, es decir del FMI, es decir de EEUU) en esta disputa es cómo hacer pasar la crisis y el ajuste; y que sector de los ricos, se queda con más beneficios de paso. Como se ha dicho más de una vez, hace un tiempo ya, desde el macrismo hasta acá, hay un acuerdo en los sectores de poder sobre que tiene que haber un ajuste: el macrismo llegó hasta la victoria pírrica de la reforma previsional allá por 2017, al cual el peronismo “bienpensante” ayudó a llegar a 2019 para reemplazarlo y aplicar mejor el plan del FMI, ajuste y control con “todos los fierros” de su lado. La pandemia del covid, embarro un poco el plan, pero siguió empobreciendo y precarizando las condiciones de vida de las mayorías laboriosas.
Casi un 10% de aumento de la pobreza, que la llevó a los escalofriantes 40 puntos porcentuales. Al compás de la inflación, del 200% del último año “la casta” se cavaba su propia tumba. Pero ese era el pedido del FMI. Más aún con el peronismo en el poder formal. En eso emerge un outsider o un “loco” panelista de TV decían los “políticos bien pensantes” que sumaban que “este es un loco, un menemista. Va a reventar todo”. La respuesta fue facil “yo ya estoy reventado, de última que reviente en serio”. Viste, hay crisis por todos lados, y la pobreza la ponen los de siempre. Es más. Aumenta.
El felino con las ratas: la última esperanza blanca
El que se vende como rey de la selva pone sus esperanzas en uno de los dueños del circo, Donald Trump. Mientras que los del Patria, refugiados del en el “arca de Noe” ponen sus fichas en Kamala Harris; ambos bandos, van a consultar con el “dueño de la Fé”, Bergoglio que en la riqueza de oro del Vaticano, busca administrar los berrinches de sus subditos, para que en última instancia las reminiscencias de la respuesta popular a los planes del FMI (el estallido del 2001) no terminan, más temprano que tarde, con una crisis sistémica a cielo abierto. Es decir, los jerarcas de la CGT se reúnen con el Papa, al igual que la gerenta de la pobreza Petovello, y su par sin ministerio, Juan Grabois (que no se olvida en celebrar y agradecer previamente la cordura del Milei empresario que cedió 3000 hectáreas a una comunidad originaria) Con todo, lo que queda de manifiesto es que en el circo de la política de los ricos hay 2 ejes ordenadores: acuerdo con que HAY QUE AJUSTAR; y MANTENER LA INSTITUCIONALIDAD.
Por eso el peronismo como “oposición” actúa, pero no ejerce. Guardan la fuerza para que no se exprese la bronca que crece desde abajo y que hace unos días se dió a conocer públicamente por una encuesta. Pero que sobre todo, se expresa día a día en cada lugar de trabajo, estudio o comercio. Aunque, con que esa bronca se exprese, no alcanza. El outsider mostró su verdadera pertenencia a lo mas tradicional de la política, no tiene nada nuevo para ofrecer, por eso se junta con los que ayer denominaba “ratas” y toma sus tradicionales y privilegiadas costumbres
Para que la libertad avance, hay que enfrentar al gobierno e imponer un plan de acción a las conducciones peronistas.
Más que una frase hecha, es una necesidad imperiosa. Que se repite, porque claramente no ha sucedido. Lo peor que le puede pasar al movimiento de masas y a la vanguardia es autoengañarse y tapar los problemas. La bronca crece, el clima es crítico y tendiente a polarizarse; la derecha dentro de los marcos del sistema de democracia formal, suena más fuerte, porque tiene más medios de difusión, no porque sus ideas permean y convencen. Y no es la voz de la izquierda que se encarga de eso, sino la realidad del (super)mercado. Por supuesto, la izquierda con sus parlamentarios busca amplificar la voz de los de abajo, y tiene el deber de plantear una salida de manera integral. Ahora, también el peronismo moldea día a día a la conciencia de la resignación política y sindical. No convoca a organizarse y luchar abiertamente, porque esa organización puede venirsele en contra. Obviamente tampoco puede mimetizarse a “la derecha” ya que su rol histórico es de contención. A no equivocarse, cuanto más “hace que lucha” más es para mantener la precarización y miseria. Sin embargo no hay que cesar en plantear la táctica del frente único para luchar, porque se declaman opositores discursivamente y con acciones aisladas. Sin embargo no se puede confiar, ni un tantito así, nada en esos dirigentes. Y ahi lo antes dicho: el rol de la izquierda que se plantea revolucionaria y socialista, tiene que erigirse como alternativa.
Paciencia, paciencia y más paciencia; los que corren son los maratonistas.
La organización política de trabajadores y trabajadoras, independiente de los partidos y corrientes patronales, es una necesidad inmediata, aunque también es paciente. Como hemos sostenido en otros artículos, tomando la experiencia de los grandes dirigentes bolcheviques, nuestra tarea sigue siendo preparatoria para cuando los de abajo se cansen de seguir aguantando y los de arriba quieran aplicar, al movimiento de masas, una derrota categórica.
Mientras tanto, la coordinación de sectores que luchan frente al gobierno del ajuste y el FMI. Participar en los procesos que surjan buscando modelar un método de discusión y decisión asamblearia y democrática. A la par de construir una herramienta que condense las conclusiones de los distintos procesos de lucha del momento, e históricos. A esa tarea tratamos de abocarnos, con paciencia, y determinación. Ese desafío no tiene fecha de caducidad, tampoco un algoritmo establecido, aunque sí algunas conclusiones de las más avanzadas experiencias