El lunes por la noche Juan Grabois debutó con una larga editorial en el streaming Blender. Empezó con la lectura de una encíclica del papa Francisco y continuó con una reivindicación del León XIII -crítico de la desigualdad social y enemigo de las ideas socialistas. Durante toda su exposición combinó aspecto religiosas con problemas sociales -además aclaró “me chupa un huevo” si a alguien le molesta. E hizo referencias a teorías conspirativas, como la de los reptilianos.
A la mitad de esa extensa exposición, se detuvo en la cuestión del capitalismo de plataformas y el poder que se concentra en Silicon Valley -lugar de Estados Unidos donde está instalada la industria tecnológica. En ese marco, es que contó que había tenido oportunidad de hablar con Steve Bannon y que le parecía “un tipo simple” y un “humanista católico”.
Bannon, a principios de éste año protagonizó un escándalo mediático por repetir el saludo nazi por el que había sido repudiado el magnate Elon Musk. Ambos multimillonarios trumpistas y supremacistas blancos.
“Steve Bannon es un tipo muy interesante” -dijo Grabois- “Es un humanista. Habla de que él es un nacionalista populista. Hay que acordase de Franz Fanon, no es lo mismo el nacionalismo de los pueblos oprimidos que el nacionalismo de los imperios. Pero en el fondo es un humanista católico. Lo que plantea es que existe una oligarquía que se está tratando de autonomizar del estado norteamericano y crear un estado apartheid en Silicon Valley y mandar desde ahí. Y que su misión en la vida es aplasatar a esa oligarquía”.
De esta manera totalmente engorrosa, Grabois mete la cuchara en la pelea entre el gobierno trumpista y los empresarios de Silicon Valley, que gira en torno a los aranceles a China. No hay ninguna lucha contra la oligarquía tecnocrática. Es el imperialismo norteamericano, en su versión de extrema derecha, defendiendo su hegemonía mundial.
“El clivaje en el siglo XXI, no es autoritarismo versus democracia; es humanismo versus deshumanización”, definió Juan Grabois. Y coloca a Steve Bannon de su bando.
Este Bannon, como funcionario ha sido responsable de políticas racistas y xenófobas, además de defender directamente ataques de supremacistas blancos. Por otro lado, es un impulsor de la extrema derecha a escala mundial. O sea, está del lado de Javier Milei, Jair Bolsonaro y Marine Le Pen (Francia).
El nacionalismo de la extrema derecha yanqui está emparentado al fascismo, no al nacionalismo de los pueblos oprimidos por el imperialismo. Por eso el saludo nazi.
De igual manera no es la primera vez que un peronista reivindica el nacionalismo trumpista. Ya lo hizo en varias oportunidades el derechista Guillermo Moreno. Mismo Cristina lo hizo, aunque de manera mucho más irónica, para hablar del “proteccionismo” de Trump, ante el aperturismo liberal de Milei.
Aunque Grabois también aclaró una diferencia: “No estoy de acuerdo cuando ese humanismo católico en el que creemos en la infimita dignidad de cada ser humano, hace que a un montón de gente la lleven a un lugar rodeada de caimanes para que se los coman si escapan. Y yo puedo entender la importancia de la seguridad de las fronteras, pero eso es otra forma de deshumanización”. ¿Se puede ser humanista y un racista violento empedernido a la vez?
Está hablando de la misma persona, como si fuera posible encontrar un aliado en esta clase de políticos y sectores de la clase capitalista. “Mi alianza táctica es la lucha contra la plutocracia tecnocrática de Silicon Valley“, afirma Grabois, como si realmente hubiera una cruzada humanista católica, que nadie dentro del trumpismo está emprendiendo. Sí una cruzada contra los migrantes.
Estas afirmaciones desentonan muchísimo con otra frase que deslizó Grabois: “Pienso en el genocidio palestino cuando leo esto” -en relación a la encíclica papal- “Hablan poco lo compañeros de eso, no sé por qué”. Estados Unidos y la extrema derecha en el poder, son aliados estratégico del Estado genocida de Israel. El peronismo, en su mayoría, es cómplice del silencio. Tampoco Patria Grande participó el sábado pasado de las movilizaciones que se dieron en Argentina (y en todo el mundo), en solidaridad al pueblo palestino.
“Yo estuve muchas horas con él, me encontré con un estilo de persona que uno piensa así debería ser los que tienen planteos de izquierda, revolucionarios. Un tipo simple, con una casa simple”, remató Grabois. Justo después de hablar de los caimanes. Un tipo simple con un patrimonio de al menos 20 mil millones de dólares.
¿Hasta dónde va a correr la vara Juan Grabois en busca de alianzas “tácticas”? ¿Cuáles son los principios que ordenan la propuesta política de Grabois? Si el límite ya es difuso por su rol dentro del peronismo… Ahora, con este coqueteo con poderosos políticos de extrema derecha, la falta de coherencia es total.